viernes, 14 de noviembre de 2008

Concepto “Ángel de la Guarda” dentro de la Tradición Lúkúmí afrocubana.

 

Dentro de la tradición Lúkúmí, el “Ángel de la Guarda” no representa el “padre” o la “madre” de una persona sino que, en realidad, se consideraba un ancestro divinizado que tuvo una vida relevante antes de su muerte y por tal relevancia pasó a la condición de Òşà (Ocha) u Òrìşà (Oricha). Òşà significa: Costumbrismo. Los Òşà nos sirven para controlar y guiar los deseos de nuestro Orí (nuestra cabeza espiritual o pensamientos internos). Estos ancestros divinizados además, se consideran modelos conductuales que utilizamos como estereotipo de referencia para el mejoramiento de la calidad humana, siguiendo sus patrones conductuales y tratando de incorporar a nuestras vidas, las buenas obras, trascendentales que tributaron en bien de la comunidad.

En la actualidad a los Olóşà (personas que están iniciados en el culto a un Òşà particular), de forma incorrecta, se le designan como: Ọmọ Şàngó (hijo de Şàngó), Ọmọ Yémọjá (hijo de Yemayá), Ọmọ Òşùn (hijo de Òşùn), etc. Debe recordarse, a investigadores, historiadores y practicantes, que hasta finales de la década del 1970, nuestros abuelos y padrinos no se consideraban ser hijos de los Òşà, sino poseedores o continuadores de un Òşà. Para ello utilizaban los prefijos Oní, Ala y Olo. Alá significa lo mismo que Oní: “el que posee” y Olo es una derivación de la palabra Olí: O –quien-, li – tener-. De ahí que en los primeros tiempos del establecimiento de la Regla de Òşà en Cuba, hasta mediados del Siglo XX, se utilizaran los siguientes denominativos. Oní Yémọjá, para los seguidores del Òşà Yémọjá, Olo Òşùn, para los seguidores del Òşà Òşùn; Olo Òbàtála, para los seguidores del Òşà Òbàtálà; Alá Aganju (Ala Agayu), para los seguidores del Òşà Òbàtálà, etc. El prefijo Oní, especialmente, es utilizado para una posesión de determinados ancestros que pertenecieron a la realeza y sus obras se destacaron por encima de los demás ancestros divinizados. Se utilizan en la Regla de Òşà cubana, en dos casos fundamentales: en el Òşà Yémọjá y en el Òşà Şàngó. Ambas Òşà consideradas con una alta realeza dentro de la panteología Lúkúmí. A los Olóşà que poseen estas dos divinidades se les denomina: Oníoní. En el caso de Ògún, específicamente, se le prefija la frase Bálò –asociarse con-; a sus seguidores se les denomina Bálò Ògún. En fin, es una realidad que Orí esta por encima de Òrìşà por ende, nosotros no somos hijos de Şàngó, Yémọjá ni Òşùn, deberíamos comprender que somos adoradores y seguidores de Şàngó, Yémọjá y Òşùn (Oní Şàngó, Oni Yémọjá y Olo Òşùn). La diferencia es mucha, puesto que nosotros, antes de nacer, elegimos nuestro Orí en el cielo, antes de venir a este mundo.

Dentro de la tradición Lúkúmí se le domina al “Ángel de la Guarda”: Òrìşà Alàgba tórí (orişa alawa tórí)“Òşà mayor de edad que dirige la cabeza”. Muchos practicantes lo confunden con: Òrìşà Alaalé yò que significa: “A la divinidad que guía nuestra cabeza y que todas las mañanas debes regocijar”. Por otra parte, en el origen, en tierra africana, “Iniciarse en Elégun”, “Hacerse Òşà” o, más vulgarmente, “Hacerse Santo”, significaba asentar en su cabeza y venerar el Òşà particular de uno. Se entregaba y se adoraba, esencialmente, esa sola divinidad. De igual forma a los miembros de un mismo gremio, reverenciaban y se iniciaban en el culto a una sola divinidad. Por ejemplo: los cazadores adoraban y se iniciaban en Òşósi, los curanderos en Òsányin: las parteras, en Òşùn, etc.

Por tales razonamientos y conceptos filosóficos de nuestra Tradición Lúkúmí, es una realidad incuestionable que: el “Ángel de la Guarda” puede ser modificable en concordancia con los deseos de la persona (funciones de su Orí). Si deseamos ser forjador, ingeniero, mecánico u otra función afín; Orí de hecho elegirá al Òrìşà alàgba tórí: Ògún (divinidad de la metalurgia). Si deseamos ser médico, curandero, sanador u otra función afín, Orí elegirá a Òsányin (divinidad de la medicina) y así sucesivamente. Por esa razón muchas personas, en diferentes momentos, indagando su “Ángel de la Guarda” con diferentes adivinadores de la Tradición han sido estos, diferentes, creando tal hecho, confusiones en muchos devotos al punto de contradicciones y críticas. Ha sido muy común dentro de nuestras tradiciones, cuando muchos Òrìşà reclamaban ser el “Ángel de la Guarda” de una persona, en diferentes consultas adivinatorias, se le consideraba popularmente como: “guerra del santo por su cabeza” y entonces, sí requería de una iniciación se le asentaba Òbàtála, por considerarse el dueño de todas las “cabezas”. Esto quizás, por ser esta divinidad, representante de Òlódùmarè (Dios padre de los Lúkúmí) en la tierra, lo que da la idea, que cualquier deseo de Orí, es potestativo de Òbàtála concedérselo.

Nuestros antepasados Lúkúmí a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, a la persona que ya estaba iniciada en el culto a un determinado Òşà y, se le presentaba algunas situaciones adversas en su vida, le seleccionaban con sus oráculos un nuevo “Ángel de la Guarda” y lo volvían a iniciar en este último. A esta ceremonia le denominaban: “Virar el Osun.

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