viernes, 14 de noviembre de 2008
Concepto “Ángel de la Guarda” dentro de la Tradición Lúkúmí afrocubana.
Dentro de la tradición Lúkúmí, el “Ángel de la Guarda” no representa el “padre” o la “madre” de una persona sino que, en realidad, se consideraba un ancestro divinizado que tuvo una vida relevante antes de su muerte y por tal relevancia pasó a la condición de Òşà (Ocha) u Òrìşà (Oricha). Òşà significa: Costumbrismo. Los Òşà nos sirven para controlar y guiar los deseos de nuestro Orí (nuestra cabeza espiritual o pensamientos internos). Estos ancestros divinizados además, se consideran modelos conductuales que utilizamos como estereotipo de referencia para el mejoramiento de la calidad humana, siguiendo sus patrones conductuales y tratando de incorporar a nuestras vidas, las buenas obras, trascendentales que tributaron en bien de la comunidad.
En la actualidad a los Olóşà (personas que están iniciados en el culto a un Òşà particular), de forma incorrecta, se le designan como: Ọmọ Şàngó (hijo de Şàngó), Ọmọ Yémọjá (hijo de Yemayá), Ọmọ Òşùn (hijo de Òşùn), etc. Debe recordarse, a investigadores, historiadores y practicantes, que hasta finales de la década del 1970, nuestros abuelos y padrinos no se consideraban ser hijos de los Òşà, sino poseedores o continuadores de un Òşà. Para ello utilizaban los prefijos Oní, Ala y Olo. Alá significa lo mismo que Oní: “el que posee” y Olo es una derivación de la palabra Olí: O –quien-, li – tener-. De ahí que en los primeros tiempos del establecimiento de la Regla de Òşà en Cuba, hasta mediados del Siglo XX, se utilizaran los siguientes denominativos. Oní Yémọjá, para los seguidores del Òşà Yémọjá, Olo Òşùn, para los seguidores del Òşà Òşùn; Olo Òbàtála, para los seguidores del Òşà Òbàtálà; Alá Aganju (Ala Agayu), para los seguidores del Òşà Òbàtálà, etc. El prefijo Oní, especialmente, es utilizado para una posesión de determinados ancestros que pertenecieron a la realeza y sus obras se destacaron por encima de los demás ancestros divinizados. Se utilizan en la Regla de Òşà cubana, en dos casos fundamentales: en el Òşà Yémọjá y en el Òşà Şàngó. Ambas Òşà consideradas con una alta realeza dentro de la panteología Lúkúmí. A los Olóşà que poseen estas dos divinidades se les denomina: Oníoní. En el caso de Ògún, específicamente, se le prefija la frase Bálò –asociarse con-; a sus seguidores se les denomina Bálò Ògún. En fin, es una realidad que Orí esta por encima de Òrìşà por ende, nosotros no somos hijos de Şàngó, Yémọjá ni Òşùn, deberíamos comprender que somos adoradores y seguidores de Şàngó, Yémọjá y Òşùn (Oní Şàngó, Oni Yémọjá y Olo Òşùn). La diferencia es mucha, puesto que nosotros, antes de nacer, elegimos nuestro Orí en el cielo, antes de venir a este mundo.
Dentro de la tradición Lúkúmí se le domina al “Ángel de la Guarda”: Òrìşà Alàgba tórí (orişa alawa tórí) – “Òşà mayor de edad que dirige la cabeza”. Muchos practicantes lo confunden con: Òrìşà Alaalé yò que significa: “A la divinidad que guía nuestra cabeza y que todas las mañanas debes regocijar”. Por otra parte, en el origen, en tierra africana, “Iniciarse en Elégun”, “Hacerse Òşà” o, más vulgarmente, “Hacerse Santo”, significaba asentar en su cabeza y venerar el Òşà particular de uno. Se entregaba y se adoraba, esencialmente, esa sola divinidad. De igual forma a los miembros de un mismo gremio, reverenciaban y se iniciaban en el culto a una sola divinidad. Por ejemplo: los cazadores adoraban y se iniciaban en Òşósi, los curanderos en Òsányin: las parteras, en Òşùn, etc.
Por tales razonamientos y conceptos filosóficos de nuestra Tradición Lúkúmí, es una realidad incuestionable que: el “Ángel de la Guarda” puede ser modificable en concordancia con los deseos de la persona (funciones de su Orí). Si deseamos ser forjador, ingeniero, mecánico u otra función afín; Orí de hecho elegirá al Òrìşà alàgba tórí: Ògún (divinidad de la metalurgia). Si deseamos ser médico, curandero, sanador u otra función afín, Orí elegirá a Òsányin (divinidad de la medicina) y así sucesivamente. Por esa razón muchas personas, en diferentes momentos, indagando su “Ángel de la Guarda” con diferentes adivinadores de la Tradición han sido estos, diferentes, creando tal hecho, confusiones en muchos devotos al punto de contradicciones y críticas. Ha sido muy común dentro de nuestras tradiciones, cuando muchos Òrìşà reclamaban ser el “Ángel de la Guarda” de una persona, en diferentes consultas adivinatorias, se le consideraba popularmente como: “guerra del santo por su cabeza” y entonces, sí requería de una iniciación se le asentaba Òbàtála, por considerarse el dueño de todas las “cabezas”. Esto quizás, por ser esta divinidad, representante de Òlódùmarè (Dios padre de los Lúkúmí) en la tierra, lo que da la idea, que cualquier deseo de Orí, es potestativo de Òbàtála concedérselo.
Nuestros antepasados Lúkúmí a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, a la persona que ya estaba iniciada en el culto a un determinado Òşà y, se le presentaba algunas situaciones adversas en su vida, le seleccionaban con sus oráculos un nuevo “Ángel de la Guarda” y lo volvían a iniciar en este último. A esta ceremonia le denominaban: “Virar el Osun.
Medicina Yoruba
La medicina Yoruba tiene sus raíces en el culto de Ifa, un texto religioso revelado por el profeta místico, Orunmila, hace más de 4.000 años en la antigua ciudad de Ile, en Yorubaland.
Las enseñanzas de Orunmila al Pueblo Yoruba se centran en la adivinación, la oración, el baile, gestos simbólicos, la superación personal y comunitaria, los baños espirituales, la meditación y la farmacia herbaria. Aunque la medicina Yoruba se ha practicado en África durante más de 4.000 años, sus principios fundamentales son poco conocido fuera de los países donde se ha venido practicando. Las técnicas médicas de diagnóstico y tratamiento que emplea , tratan no solo de neutralizar las fuerzas negativas de la enfermedad en el cuerpo humano, sino también lograr el esclarecimiento espiritual y la superación como medios para liberar el alma.
Para entender los principios de la medicina yoruba , hay que tener en cuenta otra cultura médica de la que ella procede, la medicina del Antiguo Egipto, lugar donde por primera vez en la historia médica se separaron los elementos religiosos, mágicos y empíricos, y de donde, hacia el año 750 a.c., el griego Hipócrates, padre de la medicina occidental, aprendería los principios y las técnicas que llevaría a Europa.
Cuando el Pueblo Yoruba inició su emigración desde el Valle de Nilo, hace más de 4.000 años, llevaron consigo la ciencia medica egipcia, sus conocimientos herbarios, y fueron incorporando a ambos su propio ideario religioso y sus hábitos culturales.
De un punto de vista conceptual, el herbalismo Osain (yoruba) es una religión, una filosofía, y una ciencia, Así, los practicantes del sistema Osain, buscan el equilibrio entre la salud corporal, su ser espiritual (realidad inmortal), y su relación con el Ser Supremo. Esto se logra a través de hierbas, baños espirituales, una vida recta, dieta, y la realización de determinados rituales. Por esto, Osain es un viaje interior que abarca todos los aspectos de la vida.
El trabajo del Oloogun (sanador) es ayudar al paciente a superar las fuerzas contrarias que rompen su salud. Los Orisha o espíritus (deidades) enviados desde el cielo por Olorun, el dios Supremo, para luchar continuamente a favor de la superación y purificación de la naturaleza humana, se ven constantemente en lucha con los "ajogun", seres demoníacos, fuerzas destructivas de la naturaleza que tratan de corromper y destruir al ser humano.
De entre los muchos Orisha del sistema Osain que sirven a propósitos diferentes, exponemos a continuación, los siete Orisha mayores. (Estos siete Orishas tienen una clara correlación con el antiguo concepto egipcio de las siete aperturas en la cabeza.)
Orisha
Atributos
Obatala
Creador de Forma Humana, pureza Blanca, enfermedad de las Curas y deformidades.
Elegba
El Mensajero, es el primer negociador entre las fuerzas negativas y positivas del cuerpo. Auxiliador para reforzar el poder de las hierbas.
Ogun
Orisha del Hierro, divinidad que ilumina el camino respeto a los obstáculos o la interrupción del flujo o energía vital en varios puntos en el cuerpo. Es el liberador.
Yemoja
La madre de las Aguas, Sexualidad, de las Aguas Originales. El fluido de amniotic en el útero de la mujer embarazada, así como, los pechos que alimentan. Es la energía protectora de la fuerza femenina.
Oshun
Sensualidad, Belleza, Gentileza, ella simboliza claridad y el movimiento fluido, ella tiene poder para sanar con agua fresca, es también la divinidad de la fertilidad y del ser femenino.Protege de los desórdenes en el cuerpo de la mujer.
Shango
La Virilidad, Masculinidad, dios del Trueno, creador del trueno y los relámpago. Posee la habilidad de transformar los elementos pobres en puros y valiosos.
Oya
Tempestad, Guardián del Cementerio, los Vientos de Cambio, las Tormentas, Progresión, que ella normalmente está en compañía de su colega Shango, es la deidad del renacimiento. Hay cosas que deben morir para que surjan y nazcan los nuevos principios.
Cada uno de estos Orishas en una fuerza que activa o estimula a otro Orisha. Cada Orisha se caracteriza por ciertos atributos y está a cargo de las funciones de órganos específicos del cuerpo. Cada uno tiene su fuerza dual , ajogun (fuerza demoníaca) y Orisha (fuerza positiva). Cada uno de estos Orishas se situan en un lugar específico del cuerpo. Por consiguiente, es importante usar el tratamiento herbario correspondiente para corregir la enfermedad concreta.
Orisha
Correspondencias físicas
Obatala
problemas de la cabeza, huesos, fluidos blancos del cuerpo,
Elegba
sistema nervioso
Yemoja
útero, hígado, pechos, nalgas,
Oshun
sistema circulatorio, órganos digestivos, sistema de eliminación, zona púbica (hembra)
Ogun
corazón, riñón (glándulas suprarrenales), tendones, y nervios
Shango
sistema reproductor (varón), médula osea, fuerza vital
Oya
pulmones, sistema respiratorio, membranas mucosas,
EWE (Hierbas)
Orisha
Ewé (Hierbas Medicinales)
Obatala
Skullcap, Salvia, Nuez de Kola, Albahaca, Hisopo, Verbena Azul, Sauce Blanco, Valeriana,,
Elegba
Todas las Hierbas
Oshun
Burdock, Canela, Damiana, Anis, Frambuesa, Chamomile, Loto, Buchu, Mirra, Echinacea,,,
Yemoja
Alga marina, Cohosh, Áloe, Spirulina, Mentas, Flor de la Pasión, Raíz de Ñame silvestre.
Ogun
Eucalipto, Alfalfa, Majuelo, Perejil, Ajo,,
Oya
Mullein, Raíz de la Pleuritis, Elecampane,
Shango
Plátano, Hibisco, Zarzaparrilla, Cayena,
Diagnóstico y Tratamiento
El Oloogun (médico) que practica la medicina yoruba, además de analizar los síntomas del enfermo, busca las causas emocionales y espirituales de la enfermedad para aplacar las fuerzas negativas (ajogun) y sólo después, propondrá el tratamiento que considere adecuado y que puede incluir, además de hierbas en forma de infusión, enema, etc., baños espirituales, un sacrificio simbólico, canciones, bailes, oraciones, así como un cambio en la dieta del enfermo.
Según la medicina yoruba, siempre que nosotros escuchemos a nuestros cuerpos, él nos proporcionará la preparación y el conocimiento apropiado que necesitamos para recobrar nuestro equilibrio.Consideran que la única curación completa para una dolencia debe incluir un cambio de "conciencia" (Ori) donde el individuo reconoce la causa de la raíz y desea eliminarla. Critican la curación superficial del médico Occidental, que mediante drogas elimina le efecto molesto del dolor, pero que al no eliminar las causas que provocan los síntomas de la enfermedad, ésta, aunque de momento deje de manifestarse, puede volver a crear el mismo mal al enfermo.
viernes, 23 de mayo de 2008
jueves, 1 de mayo de 2008
brujeria
Hacemos dos secciones separadas: dedicada una a la Brujería y la otra a la Magia
Al referirnos a la Brujería, hablamos de determinados poderes maléficos de carácter hereditario que determinadas personas poseen, incluso sin saberlo ellas mismas, para causar daño en las personas y sus bienes.
En cambio hablaremos de la Magia como de las técnicas adquiridas por una persona para actuar sobre la naturaleza, generalmente para provocar el bienestar en los enfermos, asegurar una buena cosecha, procurar defensas contra determinados peligros, etc. En este sentido, a veces la magia va intimamente unida a la medicina y a la adivinación. Y todos estos conceptos, a su vez, guardan una relación inseparable con la religión y la mitología.
La brujería, fenómeno presente en todo el mundo, consiste en que algunas personas, especialmente mujeres, tienen la facultad inconsciente de separar su espíritu de su cuerpo para actuar de forma independiente, usando como vehículo otros cuerpos u objetos para poder materilizarse y poder llevar a cabo lo que desean. Esta separación suele producirse durante el sueño y este poder es utilizado habitualmente para provocar daños sobre las personas, los bienes, la familia o la comunidad.
El brujo o bruja no es consciente de lo que hace y no recuerda nada de lo que su espíritu ha hecho mientras su cuerpo dormía. Generalmente actua contra las personas cercanas, especialmente contra los miembros de su propia familia.
Sus manifestaciones, siempre nefastas, pueden ser muy variadas: desde provocar enfermedades, hacer que una persona actue de forma socialmente desordenada, se vuelva alcoholica, estéril o impotente, ... Pero también puede actuar sobre la naturaleza provocando todo tipo de cambios climáticos catastróficos y cambios sobre los objetos. En general puede decirse suelen ser los responsables de todos los acontecimientos no comprensibles.
Por ejemplo, si en una aldea un día se derrumba la "casa de la palabra" en pleno día y mientras estaban en ella determinadas personas y el accidente provoca alguna desgracia a alguna persona determinada se habrá debido a que un brujo o bruja ha provocado el accidente. En la aldea todo el mundo es consciente de que las construcciones se van deteriorando y pueden llegar a caerse si no se hace las reparaciones oportunas. Sin embargo el hecho extraordinario es que dicha catástrofe se produzca en un momento determinado en que se encontraban dentro de la "casa de la palabra" determinadas personas. Si durante 24 horas que tiene el día y 365 dias que tiene el año son muchos mas los momentos en que en la "casa de la palabra" no hay nadie ¿porqué se derrumba ese día concreto y a esa hora determinada en que estaban en ella esas personas particulares? No es lógico ni normal que suceda un accidente de esa naturaleza por lo que la explicación es que una fuerza extraordinaria ha provocado la desgracia esa extraña coincidencia.
Los brujos o brujas más peligrosos son aquellos que adquirieron su poder antes del nacimiento y nacen "malas" personas. Suele ser hereditario por lo que a veces se da con más regularidad en determinadas familias.
Actuan de noche, transformándose en determinadas aves nocturanas como entre los sagala de Tanzania para desplazarse, en objetos como árboles (entre los kongo) que aparecen al día siguiente en diferente lugar, en bolas de fuego entre los hanga de Ghana. A menudo se ceban sobre un familiar, un hijo por ejemplo, a quien durante el sueño le van robando la fuerza vital y tras muchas noches de chuparle la salud acaban consiguiendo que enferme u incluso que muera.
No es fácil descubrir a un brujo o bruja aunque determinados síntomas pueden llevar a que una persona sea sospechosa de brujería. Síntomas como la abundacia de bello en el menton de las mujeres, ojos irregurlarmente enrojecidos, tartamudez, carácter huraño, afán desmedido por atesorar dinero, ...
Casi todos los pueblos donde se cree en la existencia de brujos suele haber personas o grupos de personas especializados en descubrirlos. Normalmente cuando una persona comienza a padecer una extraña enfermedad o le suceden desgracias repentinas acuden a la Adivinación o a la Magia para resolver el problema que se piensa que puede estar siendo ocasionado por la influencia de algún brujo o bruja cercano.
Una vez descubierto un brujo o bruja las consecuencias varían en cada zona: el brujo o bruja puede ser condenado al ostracismo social como entre los azande o puede ser tratado por un especialista, como entre los ewe, que mediante determinadas técnicas y largos procesos de tratamiento psicológico y mágico pueden llegar a sacar de su cuerpo esa fuerza espiritual que les condena a ocasionar el mal a los que le rodean.
ancestros
Antepasados.
Es un elemento cardinal en la educación yoruba el honrar el pasado antes de emprender una nueva tarea. Se enseña a reflexionar en como las circunstancias del pasado pueden configurar las condiciones del presente y las esperanzas del futuro. El ejemplo tomado de las realizaciones pasadas es la base de las realizaciones futuras. Cada uno de nosotros tenemos el sagrado deber de perfeccionar la obra de nuestros antepasados que a su vez, perfeccionaron la obra de la creación. La razón de nuestra existencia está clara en el pasaje bíblico que dice: “Así en la tierra como en el cielo”. (*El cielo representa para los yorubas la morada de los familiares difuntos - Ode ara òrun).
La reverencia que se concedió a los parientes difuntos que se creían que se volvían seres espirituales poderosos o, menos frecuentemente, para haber logrado el estado de dioses, está basado en la creencia de que los antepasados son miembros activos de la sociedad y todavía están interesado en los asuntos de sus parientes vivientes. El culto a los antepasados es común, aunque no universal. En general, se cree que los antepasados manejan con gran autoridad y tienen poderes especiales para influir en el curso de los eventos o controlar el bienestar de sus parientes vivientes. La protección de la familia es uno de sus preocupaciones principales. Ellos son considerados intermediarios entre el dios supremo, o los dioses y las personas.
Eegun (Egúngún) es el Òrishà que simboliza a todos los antepasados hombres de un linaje. En su sentido metafórico, representa nuestros hábitos familiares y las costumbres legadas mediante las enseñanzas de la escuela familiar dirigidas por el más viejo, desde el preciso momento del surgimiento de los clanes.
Eegun además, es el antepasado común o quién se identifica con un tótem común o animal. Los símbolos y las prácticas se basaron en una relación supuesta entre un individuo o un grupo social y un objeto natural conocidos como un tótem. El tótem puede ser una especie particular de pájaro, animal o planta, un fenómeno natural o un rasgo del paisaje con el que un grupo cree que se unió de alguna manera. La descendencia puede remontarse a un antepasado totémico original que se vuelve el símbolo del grupo. Los yorubas individualmente se han conocido por cultivar una amistad personal con un animal totémico (Ekùn – leopardo) particular o planta. Interpretarse así como un dispositivo conceptual para ordenar a los grupos sociales por medio de los emblemas naturales. Los tótemes se identifican y simbolizan a un grupo en el que se comparte el interés común particularmente para la protección del pariente miembro.
Los yorubas aseguran que los difuntos reencarnan en sus nietos y biznietos. Bàbátúndé (el padre a regresado) es el nombre que lleva un niño nacido inmediatamente después de la muerte de su abuelo y Yeyétúndé el nombre de la niña nacida después de la muerte inmediata de la abuela. Es muy común, durante la invocación a los antepasados, asistir a los difuntos que han muerto en su mayoría de edad. La muerte está hecha para la edad avanzada y dadas las condiciones correctas, cada persona debería vivir hasta una edad madura. La muerte de una persona anciana es una ocasión de regocijo porque la persona solo ha sido llamada a casa y sus hijos viven para enterrarle. Cuando se escucha hablar sola a una persona envejeciente, se cree que está hablando a sus asociados o parientes que ya han partido. Si se pregunta, dirá algo que lo confirme. Los yorubas dicen de tales personas envejecidas, que ya no escuchan lo que decimos; ya que su conversación es con aquellos que están “en el otro lado”
Los peligros que entraña la relación directa con los ancestros a través de la reencarnación parcial.
La reencarnación parcial es que aquellos que han entrado en la Vida Después, ahí se mantienen y ahí los sobrevivientes y sus hijos después de ellos pueden mantener interacción ininterrumpida con ellos, especialmente si ellos han sido buenas personas en la tierra y estaban maduros (sanos) a la hora de su muerte. Aquellos que están en el mundo pueden tener una comunión con ellos y que aquellos están allí con todas las cualidades intactas.
Esto demuestra que la adoración a los ancestros es una nomenclatura para aquello que de hecho no es “Adoración”, pero si una manifestación de una relación familiar irrompible entre los padres que han partido de este mundo y sus retoños que aún están aquí. Se cree que nuestros familiares muertos mantienen un contacto con sus familiares vivos de tiempo en tiempo para luego volver a reencarnar. La primera reaparición se manifiesta a los 40 días después de su fallecimiento y luego, después, una vez por año.
Mediante el culto a los ancestros hay ciertas características lineales dominantes que siguen recurriendo a través de nacimientos y así aseguran la continuidad de la existencia vital de la familia o clan. Dentro de la liturgia yoruba, se le realizan diferentes tipos de ofrecimientos e invocaciones para recibir estas características y adquirir, mediante ello, determinadas facultades que nos son necesarias para afrontar los problemas existenciales.
Los yorubas creen que el difunto puede ser visto a través de sueños o trances y que ellos pueden impartir información o explicación, que pueden dar instrucciones sobre asuntos en los que la familia está en serios aprietos. También pueden enviar mensajes a través de otras personas. Otros pueden curar las enfermedades en los niños. Si hay una pestilencia, por ejemplo, la viruela, o un número grande de muertes súbitas o una proporción alta de mortalidad infantil en un pueblo, se dan ofrendas a los Eegun y la furia del desastre mengua. Son dos razones bastante comunes para buscar la ayuda del Òrishà Eegun.
Los difuntos pueden, también, aparecer a una persona ya sea para dar dirección o ayuda, o para molestar. En muchas ocasiones a través de los ofrecimientos realizados recibimos, de los difuntos, las influencias nefastas que fueron causas de sus dolencias cuando eran seres encarnados. Algunos antepasados pueden afligir a los seres humanos con enfermedades mentales, sobre todo causándoles ver a los seres sobrenaturales en sueños.
Los ritos que se llevan a cabo, deben guardar ciertas exigencias para que se reciban los más altos valores, de los antepasados, mediante la metempsicosis (transmigración de las almas de un cuerpo a otro) y evitar la transmisión, o legado espiritual de los malos hábitos y adversidades que dañaron su existencia terrenal.
Las prácticas “Espiritistas” no aseguran dichas exigencias y representan, en el mundo actual, el principal foco de transmisión de achaques, enfermedades, problemas sociales y de los malos legados espirituales de nuestros ancestros. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en ciertas que pertenecen a los odù Ifá Òtura Oniko, Òdí Òshé y Òtura Òbàrà.
Estamos seguros de que la mayoría de los problemas sociales que se presentan en la vida cotidiana de los practicantes del culto yoruba y espiritista, son producto de la evocación indiscriminada de ciertos difuntos que, “cuando animaban carne”, tuvieron imnumerables problemas, también sociales. Así como, con la adoración a nuestros antepasados esclavos incorporamos, a nuestra vida y a nuestra formación, todos los lamentos y marginaciones a que estos fueron sometidos. El hecho se comprueba, en este momento histórico, cuando analizamos que un gran por ciento de los practicantes están vetados de los privilegios sociales y que su suerte esta limitada en la marcha escalonada del desarrollo de la actual civilización.
En los practicantes muchas veces notamos actitudes de sumisión, bajo nivel intelectual, violencia, prejuicios, mala conducta social que, generalmente, los conlleva a una reclusión penitenciaria, problemas familiares que inciden en la unión de la familia, etc. Se pueden observar muchos razgos que son inherentes a nuestros antepasados esclavos. Todas las visicitudes del pasado se han ido transmitiendo de una generación a otra, no sólo por una mala formación en el seno de la familia sino, fundamentalmente, por la metempsicosis que se producen mediante el culto a nuestros antepasados.
Concepto filosófíco del culto a los antepasados.
Los Yoruba generalmente distinguen por lo menos, tres almas separadas:
Èmí (la respiración)
Orí u Elédàá (la cabeza).
Òjìjì (la sombra)
Definiciones.
Èmí (respiración, sangre, algo que existe a lo largo del cuerpo), el significado general es que èmí es el espíritu del hombre, el principio vital, misterioso que distingue a una persona viviente de una persona muerta.
Orí es el invisible e intangible. Es el destino de uno, es lo que llamamos suerte. Si uno es afortunado en la vida, es debido a un Orí bueno. Si uno tiene muchos infortunios, éstos son debidos a un Orí malo. En este sentido invisible, Orí quiere decir también compañero doble o espíritu guardián (Elédàá). El Orí de uno lo sigue a la tierra y continúa con él después de su muerte. (ver odù Ifá Ogbè yonu)
Ojìjì, según Bascom, no tiene ninguna función durante la vida. Ella sigue al cuerpo nada más que superficialmente. Òjìji asciende al cielo para unirse a los miembros muertos de la familia. La sombra de una persona no se puede capturar para ser usada por una persona viviente para sus propios propósitos. Pero si la presencia del Òjìjì de un difunto, puede asistirnos en la vida para realizar, de forma exitosa, determinadas obras. Cuando se invoca a un difunto líder religioso, su Ojìjì puede influir en que se realice una buena liturgia. En el caso de un asesinato, sin embargo, un pariente puede utilizar la sombra de la víctima para vengar el crimen.
Seguidamente veremos los espíritus fundamentales que hay que tener en cuenta en la realización de la liturgia y de los sacrificios a nuestros antepasados.
1.- Èmí.- Es mediante el cual, a través de los ìyèrè, podemos lograr la asistencia del difunto.
2.- Òrí.- Se mantiene en el cuerpo del animal del sacrificio (quien representa al difunto). El destino propio del difunto (orí) debe acompañarlo en su largo viaje, este no es inherentes a nosotros.
3.- Òjìjì.- Es la influencia del difunto que recibimos en el medio (la sombra del árbol que nos cobija y asiste – Igi bàálè le yí wò). Representa el regreso.
4.- Okàn.- Asiento de la emoción y de la energía física. Este espíritu se aloja en el corazón de los seres humanos, en algunos casos lo comemos del animal sacrificado para recibir la energía física y emotiva del difunto, siempre y cuando hayan sido buenas.
5.- Iponri (ipin ori).- La suerte de Orí. – Vive en los dedos gordos de las personas, a los animales que son ofrecidos se le amarran las patas para no recibir la suerte del difunto.
Nota.- Existe un espíritu denomidado Enikèjì, cada ser humano tiene un doble, si soñamos con asistir a una recolección de frutos, ese doble está en asistencia. Los sinónimos de Orí en el sentido invisible incluyen: ìpín, òjìji y enikejì.- Es el que nos proporciona desde el cielo las buenas cosas del difunto. Mediante el sacrificio se logra la interelación del doble espiritual (enikeji) del difunto del que tomamos los más preciados valores morales y espirituales. En el caso de los animales que se le sacrifican a las divinidades, se le arranca la cabeza y éstos representan a la persona que lo ofrece. Los animales van al cielo sin cabeza (a casa de Ajala) para recibir un nuevo destino o conducta. Al mismo tiempo, materializamos, en nosotros, ciertos valores que emanan de los artículos que fueron ofrecidos como sacrificio. El que se ofrece a Eegun representa al difunto (no se le arranca la cabeza – nadie puede ser enterrado sin su Orí), al cual se le rinden todos los honores de un cadáver y solo lo convocamos para recibir la parte espiritual (Òjìjì - ideas) y no materializar su anterior vida.
“Visitantes del Cielo – Ara òrun.”
Antepasados.
Es un elemento cardinal en la educación yoruba el honrar el pasado antes de emprender una nueva tarea. Se enseña a reflexionar en como las circunstancias del pasado pueden configurar las condiciones del presente y las esperanzas del futuro. El ejemplo tomado de las realizaciones pasadas es la base de las realizaciones futuras. Cada uno de nosotros tenemos el sagrado deber de perfeccionar la obra de nuestros antepasados que a su vez, perfeccionaron la obra de la creación. La razón de nuestra existencia está clara en el pasaje bíblico que dice: “Así en la tierra como en el cielo”. (*El cielo representa para los yorubas la morada de los familiares difuntos - Ode ara òrun).
La reverencia que se concedió a los parientes difuntos que se creían que se volvían seres espirituales poderosos o, menos frecuentemente, para haber logrado el estado de dioses, está basado en la creencia de que los antepasados son miembros activos de la sociedad y todavía están interesado en los asuntos de sus parientes vivientes. El culto a los antepasados es común, aunque no universal. En general, se cree que los antepasados manejan con gran autoridad y tienen poderes especiales para influir en el curso de los eventos o controlar el bienestar de sus parientes vivientes. La protección de la familia es uno de sus preocupaciones principales. Ellos son considerados intermediarios entre el dios supremo, o los dioses y las personas.
Eegun (Egúngún) es el Òrishà que simboliza a todos los antepasados hombres de un linaje. En su sentido metafórico, representa nuestros hábitos familiares y las costumbres legadas mediante las enseñanzas de la escuela familiar dirigidas por el más viejo, desde el preciso momento del surgimiento de los clanes.
Eegun además, es el antepasado común o quién se identifica con un tótem común o animal. Los símbolos y las prácticas se basaron en una relación supuesta entre un individuo o un grupo social y un objeto natural conocidos como un tótem. El tótem puede ser una especie particular de pájaro, animal o planta, un fenómeno natural o un rasgo del paisaje con el que un grupo cree que se unió de alguna manera. La descendencia puede remontarse a un antepasado totémico original que se vuelve el símbolo del grupo. Los yorubas individualmente se han conocido por cultivar una amistad personal con un animal totémico (Ekùn – leopardo) particular o planta. Interpretarse así como un dispositivo conceptual para ordenar a los grupos sociales por medio de los emblemas naturales. Los tótemes se identifican y simbolizan a un grupo en el que se comparte el interés común particularmente para la protección del pariente miembro.
Los yorubas aseguran que los difuntos reencarnan en sus nietos y biznietos. Bàbátúndé (el padre a regresado) es el nombre que lleva un niño nacido inmediatamente después de la muerte de su abuelo y Yeyétúndé el nombre de la niña nacida después de la muerte inmediata de la abuela. Es muy común, durante la invocación a los antepasados, asistir a los difuntos que han muerto en su mayoría de edad. La muerte está hecha para la edad avanzada y dadas las condiciones correctas, cada persona debería vivir hasta una edad madura. La muerte de una persona anciana es una ocasión de regocijo porque la persona solo ha sido llamada a casa y sus hijos viven para enterrarle. Cuando se escucha hablar sola a una persona envejeciente, se cree que está hablando a sus asociados o parientes que ya han partido. Si se pregunta, dirá algo que lo confirme. Los yorubas dicen de tales personas envejecidas, que ya no escuchan lo que decimos; ya que su conversación es con aquellos que están “en el otro lado”
Los peligros que entraña la relación directa con los ancestros a través de la reencarnación parcial.
La reencarnación parcial es que aquellos que han entrado en la Vida Después, ahí se mantienen y ahí los sobrevivientes y sus hijos después de ellos pueden mantener interacción ininterrumpida con ellos, especialmente si ellos han sido buenas personas en la tierra y estaban maduros (sanos) a la hora de su muerte. Aquellos que están en el mundo pueden tener una comunión con ellos y que aquellos están allí con todas las cualidades intactas.
Esto demuestra que la adoración a los ancestros es una nomenclatura para aquello que de hecho no es “Adoración”, pero si una manifestación de una relación familiar irrompible entre los padres que han partido de este mundo y sus retoños que aún están aquí. Se cree que nuestros familiares muertos mantienen un contacto con sus familiares vivos de tiempo en tiempo para luego volver a reencarnar. La primera reaparición se manifiesta a los 40 días después de su fallecimiento y luego, después, una vez por año.
Mediante el culto a los ancestros hay ciertas características lineales dominantes que siguen recurriendo a través de nacimientos y así aseguran la continuidad de la existencia vital de la familia o clan. Dentro de la liturgia yoruba, se le realizan diferentes tipos de ofrecimientos e invocaciones para recibir estas características y adquirir, mediante ello, determinadas facultades que nos son necesarias para afrontar los problemas existenciales.
Los yorubas creen que el difunto puede ser visto a través de sueños o trances y que ellos pueden impartir información o explicación, que pueden dar instrucciones sobre asuntos en los que la familia está en serios aprietos. También pueden enviar mensajes a través de otras personas. Otros pueden curar las enfermedades en los niños. Si hay una pestilencia, por ejemplo, la viruela, o un número grande de muertes súbitas o una proporción alta de mortalidad infantil en un pueblo, se dan ofrendas a los Eegun y la furia del desastre mengua. Son dos razones bastante comunes para buscar la ayuda del Òrishà Eegun.
Los difuntos pueden, también, aparecer a una persona ya sea para dar dirección o ayuda, o para molestar. En muchas ocasiones a través de los ofrecimientos realizados recibimos, de los difuntos, las influencias nefastas que fueron causas de sus dolencias cuando eran seres encarnados. Algunos antepasados pueden afligir a los seres humanos con enfermedades mentales, sobre todo causándoles ver a los seres sobrenaturales en sueños.
Los ritos que se llevan a cabo, deben guardar ciertas exigencias para que se reciban los más altos valores, de los antepasados, mediante la metempsicosis (transmigración de las almas de un cuerpo a otro) y evitar la transmisión, o legado espiritual de los malos hábitos y adversidades que dañaron su existencia terrenal.
Las prácticas “Espiritistas” no aseguran dichas exigencias y representan, en el mundo actual, el principal foco de transmisión de achaques, enfermedades, problemas sociales y de los malos legados espirituales de nuestros ancestros. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en ciertas que pertenecen a los odù Ifá Òtura Oniko, Òdí Òshé y Òtura Òbàrà.
Estamos seguros de que la mayoría de los problemas sociales que se presentan en la vida cotidiana de los practicantes del culto yoruba y espiritista, son producto de la evocación indiscriminada de ciertos difuntos que, “cuando animaban carne”, tuvieron imnumerables problemas, también sociales. Así como, con la adoración a nuestros antepasados esclavos incorporamos, a nuestra vida y a nuestra formación, todos los lamentos y marginaciones a que estos fueron sometidos. El hecho se comprueba, en este momento histórico, cuando analizamos que un gran por ciento de los practicantes están vetados de los privilegios sociales y que su suerte esta limitada en la marcha escalonada del desarrollo de la actual civilización.
En los practicantes muchas veces notamos actitudes de sumisión, bajo nivel intelectual, violencia, prejuicios, mala conducta social que, generalmente, los conlleva a una reclusión penitenciaria, problemas familiares que inciden en la unión de la familia, etc. Se pueden observar muchos razgos que son inherentes a nuestros antepasados esclavos. Todas las visicitudes del pasado se han ido transmitiendo de una generación a otra, no sólo por una mala formación en el seno de la familia sino, fundamentalmente, por la metempsicosis que se producen mediante el culto a nuestros antepasados.
Concepto filosófíco del culto a los antepasados.
Los Yoruba generalmente distinguen por lo menos, tres almas separadas:
Èmí (la respiración)
Orí u Elédàá (la cabeza).
Òjìjì (la sombra)
Definiciones.
Èmí (respiración, sangre, algo que existe a lo largo del cuerpo), el significado general es que èmí es el espíritu del hombre, el principio vital, misterioso que distingue a una persona viviente de una persona muerta.
Orí es el invisible e intangible. Es el destino de uno, es lo que llamamos suerte. Si uno es afortunado en la vida, es debido a un Orí bueno. Si uno tiene muchos infortunios, éstos son debidos a un Orí malo. En este sentido invisible, Orí quiere decir también compañero doble o espíritu guardián (Elédàá). El Orí de uno lo sigue a la tierra y continúa con él después de su muerte. (ver odù Ifá Ogbè yonu)
Ojìjì, según Bascom, no tiene ninguna función durante la vida. Ella sigue al cuerpo nada más que superficialmente. Òjìji asciende al cielo para unirse a los miembros muertos de la familia. La sombra de una persona no se puede capturar para ser usada por una persona viviente para sus propios propósitos. Pero si la presencia del Òjìjì de un difunto, puede asistirnos en la vida para realizar, de forma exitosa, determinadas obras. Cuando se invoca a un difunto líder religioso, su Ojìjì puede influir en que se realice una buena liturgia. En el caso de un asesinato, sin embargo, un pariente puede utilizar la sombra de la víctima para vengar el crimen.
Seguidamente veremos los espíritus fundamentales que hay que tener en cuenta en la realización de la liturgia y de los sacrificios a nuestros antepasados.
1.- Èmí.- Es mediante el cual, a través de los ìyèrè, podemos lograr la asistencia del difunto.
2.- Òrí.- Se mantiene en el cuerpo del animal del sacrificio (quien representa al difunto). El destino propio del difunto (orí) debe acompañarlo en su largo viaje, este no es inherentes a nosotros.
3.- Òjìjì.- Es la influencia del difunto que recibimos en el medio (la sombra del árbol que nos cobija y asiste – Igi bàálè le yí wò). Representa el regreso.
4.- Okàn.- Asiento de la emoción y de la energía física. Este espíritu se aloja en el corazón de los seres humanos, en algunos casos lo comemos del animal sacrificado para recibir la energía física y emotiva del difunto, siempre y cuando hayan sido buenas.
5.- Iponri (ipin ori).- La suerte de Orí. – Vive en los dedos gordos de las personas, a los animales que son ofrecidos se le amarran las patas para no recibir la suerte del difunto.
Nota.- Existe un espíritu denomidado Enikèjì, cada ser humano tiene un doble, si soñamos con asistir a una recolección de frutos, ese doble está en asistencia. Los sinónimos de Orí en el sentido invisible incluyen: ìpín, òjìji y enikejì.- Es el que nos proporciona desde el cielo las buenas cosas del difunto. Mediante el sacrificio se logra la interelación del doble espiritual (enikeji) del difunto del que tomamos los más preciados valores morales y espirituales. En el caso de los animales que se le sacrifican a las divinidades, se le arranca la cabeza y éstos representan a la persona que lo ofrece. Los animales van al cielo sin cabeza (a casa de Ajala) para recibir un nuevo destino o conducta. Al mismo tiempo, materializamos, en nosotros, ciertos valores que emanan de los artículos que fueron ofrecidos como sacrificio. El que se ofrece a Eegun representa al difunto (no se le arranca la cabeza – nadie puede ser enterrado sin su Orí), al cual se le rinden todos los honores de un cadáver y solo lo convocamos para recibir la parte espiritual (Òjìjì - ideas) y no materializar su anterior vida.
“Visitantes del Cielo – Ara òrun.”
Antepasados.
Es un elemento cardinal en la educación yoruba el honrar el pasado antes de emprender una nueva tarea. Se enseña a reflexionar en como las circunstancias del pasado pueden configurar las condiciones del presente y las esperanzas del futuro. El ejemplo tomado de las realizaciones pasadas es la base de las realizaciones futuras. Cada uno de nosotros tenemos el sagrado deber de perfeccionar la obra de nuestros antepasados que a su vez, perfeccionaron la obra de la creación. La razón de nuestra existencia está clara en el pasaje bíblico que dice: “Así en la tierra como en el cielo”. (*El cielo representa para los yorubas la morada de los familiares difuntos - Ode ara òrun).
La reverencia que se concedió a los parientes difuntos que se creían que se volvían seres espirituales poderosos o, menos frecuentemente, para haber logrado el estado de dioses, está basado en la creencia de que los antepasados son miembros activos de la sociedad y todavía están interesado en los asuntos de sus parientes vivientes. El culto a los antepasados es común, aunque no universal. En general, se cree que los antepasados manejan con gran autoridad y tienen poderes especiales para influir en el curso de los eventos o controlar el bienestar de sus parientes vivientes. La protección de la familia es uno de sus preocupaciones principales. Ellos son considerados intermediarios entre el dios supremo, o los dioses y las personas.
Eegun (Egúngún) es el Òrishà que simboliza a todos los antepasados hombres de un linaje. En su sentido metafórico, representa nuestros hábitos familiares y las costumbres legadas mediante las enseñanzas de la escuela familiar dirigidas por el más viejo, desde el preciso momento del surgimiento de los clanes.
Eegun además, es el antepasado común o quién se identifica con un tótem común o animal. Los símbolos y las prácticas se basaron en una relación supuesta entre un individuo o un grupo social y un objeto natural conocidos como un tótem. El tótem puede ser una especie particular de pájaro, animal o planta, un fenómeno natural o un rasgo del paisaje con el que un grupo cree que se unió de alguna manera. La descendencia puede remontarse a un antepasado totémico original que se vuelve el símbolo del grupo. Los yorubas individualmente se han conocido por cultivar una amistad personal con un animal totémico (Ekùn – leopardo) particular o planta. Interpretarse así como un dispositivo conceptual para ordenar a los grupos sociales por medio de los emblemas naturales. Los tótemes se identifican y simbolizan a un grupo en el que se comparte el interés común particularmente para la protección del pariente miembro.
Los yorubas aseguran que los difuntos reencarnan en sus nietos y biznietos. Bàbátúndé (el padre a regresado) es el nombre que lleva un niño nacido inmediatamente después de la muerte de su abuelo y Yeyétúndé el nombre de la niña nacida después de la muerte inmediata de la abuela. Es muy común, durante la invocación a los antepasados, asistir a los difuntos que han muerto en su mayoría de edad. La muerte está hecha para la edad avanzada y dadas las condiciones correctas, cada persona debería vivir hasta una edad madura. La muerte de una persona anciana es una ocasión de regocijo porque la persona solo ha sido llamada a casa y sus hijos viven para enterrarle. Cuando se escucha hablar sola a una persona envejeciente, se cree que está hablando a sus asociados o parientes que ya han partido. Si se pregunta, dirá algo que lo confirme. Los yorubas dicen de tales personas envejecidas, que ya no escuchan lo que decimos; ya que su conversación es con aquellos que están “en el otro lado”
Los peligros que entraña la relación directa con los ancestros a través de la reencarnación parcial.
La reencarnación parcial es que aquellos que han entrado en la Vida Después, ahí se mantienen y ahí los sobrevivientes y sus hijos después de ellos pueden mantener interacción ininterrumpida con ellos, especialmente si ellos han sido buenas personas en la tierra y estaban maduros (sanos) a la hora de su muerte. Aquellos que están en el mundo pueden tener una comunión con ellos y que aquellos están allí con todas las cualidades intactas.
Esto demuestra que la adoración a los ancestros es una nomenclatura para aquello que de hecho no es “Adoración”, pero si una manifestación de una relación familiar irrompible entre los padres que han partido de este mundo y sus retoños que aún están aquí. Se cree que nuestros familiares muertos mantienen un contacto con sus familiares vivos de tiempo en tiempo para luego volver a reencarnar. La primera reaparición se manifiesta a los 40 días después de su fallecimiento y luego, después, una vez por año.
Mediante el culto a los ancestros hay ciertas características lineales dominantes que siguen recurriendo a través de nacimientos y así aseguran la continuidad de la existencia vital de la familia o clan. Dentro de la liturgia yoruba, se le realizan diferentes tipos de ofrecimientos e invocaciones para recibir estas características y adquirir, mediante ello, determinadas facultades que nos son necesarias para afrontar los problemas existenciales.
Los yorubas creen que el difunto puede ser visto a través de sueños o trances y que ellos pueden impartir información o explicación, que pueden dar instrucciones sobre asuntos en los que la familia está en serios aprietos. También pueden enviar mensajes a través de otras personas. Otros pueden curar las enfermedades en los niños. Si hay una pestilencia, por ejemplo, la viruela, o un número grande de muertes súbitas o una proporción alta de mortalidad infantil en un pueblo, se dan ofrendas a los Eegun y la furia del desastre mengua. Son dos razones bastante comunes para buscar la ayuda del Òrishà Eegun.
Los difuntos pueden, también, aparecer a una persona ya sea para dar dirección o ayuda, o para molestar. En muchas ocasiones a través de los ofrecimientos realizados recibimos, de los difuntos, las influencias nefastas que fueron causas de sus dolencias cuando eran seres encarnados. Algunos antepasados pueden afligir a los seres humanos con enfermedades mentales, sobre todo causándoles ver a los seres sobrenaturales en sueños.
Los ritos que se llevan a cabo, deben guardar ciertas exigencias para que se reciban los más altos valores, de los antepasados, mediante la metempsicosis (transmigración de las almas de un cuerpo a otro) y evitar la transmisión, o legado espiritual de los malos hábitos y adversidades que dañaron su existencia terrenal.
Las prácticas “Espiritistas” no aseguran dichas exigencias y representan, en el mundo actual, el principal foco de transmisión de achaques, enfermedades, problemas sociales y de los malos legados espirituales de nuestros ancestros. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en ciertas que pertenecen a los odù Ifá Òtura Oniko, Òdí Òshé y Òtura Òbàrà.
Estamos seguros de que la mayoría de los problemas sociales que se presentan en la vida cotidiana de los practicantes del culto yoruba y espiritista, son producto de la evocación indiscriminada de ciertos difuntos que, “cuando animaban carne”, tuvieron imnumerables problemas, también sociales. Así como, con la adoración a nuestros antepasados esclavos incorporamos, a nuestra vida y a nuestra formación, todos los lamentos y marginaciones a que estos fueron sometidos. El hecho se comprueba, en este momento histórico, cuando analizamos que un gran por ciento de los practicantes están vetados de los privilegios sociales y que su suerte esta limitada en la marcha escalonada del desarrollo de la actual civilización.
En los practicantes muchas veces notamos actitudes de sumisión, bajo nivel intelectual, violencia, prejuicios, mala conducta social que, generalmente, los conlleva a una reclusión penitenciaria, problemas familiares que inciden en la unión de la familia, etc. Se pueden observar muchos razgos que son inherentes a nuestros antepasados esclavos. Todas las visicitudes del pasado se han ido transmitiendo de una generación a otra, no sólo por una mala formación en el seno de la familia sino, fundamentalmente, por la metempsicosis que se producen mediante el culto a nuestros antepasados.
Concepto filosófíco del culto a los antepasados.
Los Yoruba generalmente distinguen por lo menos, tres almas separadas:
Èmí (la respiración)
Orí u Elédàá (la cabeza).
Òjìjì (la sombra)
Definiciones.
Èmí (respiración, sangre, algo que existe a lo largo del cuerpo), el significado general es que èmí es el espíritu del hombre, el principio vital, misterioso que distingue a una persona viviente de una persona muerta.
Orí es el invisible e intangible. Es el destino de uno, es lo que llamamos suerte. Si uno es afortunado en la vida, es debido a un Orí bueno. Si uno tiene muchos infortunios, éstos son debidos a un Orí malo. En este sentido invisible, Orí quiere decir también compañero doble o espíritu guardián (Elédàá). El Orí de uno lo sigue a la tierra y continúa con él después de su muerte. (ver odù Ifá Ogbè yonu)
Ojìjì, según Bascom, no tiene ninguna función durante la vida. Ella sigue al cuerpo nada más que superficialmente. Òjìji asciende al cielo para unirse a los miembros muertos de la familia. La sombra de una persona no se puede capturar para ser usada por una persona viviente para sus propios propósitos. Pero si la presencia del Òjìjì de un difunto, puede asistirnos en la vida para realizar, de forma exitosa, determinadas obras. Cuando se invoca a un difunto líder religioso, su Ojìjì puede influir en que se realice una buena liturgia. En el caso de un asesinato, sin embargo, un pariente puede utilizar la sombra de la víctima para vengar el crimen.
Seguidamente veremos los espíritus fundamentales que hay que tener en cuenta en la realización de la liturgia y de los sacrificios a nuestros antepasados.
1.- Èmí.- Es mediante el cual, a través de los ìyèrè, podemos lograr la asistencia del difunto.
2.- Òrí.- Se mantiene en el cuerpo del animal del sacrificio (quien representa al difunto). El destino propio del difunto (orí) debe acompañarlo en su largo viaje, este no es inherentes a nosotros.
3.- Òjìjì.- Es la influencia del difunto que recibimos en el medio (la sombra del árbol que nos cobija y asiste – Igi bàálè le yí wò). Representa el regreso.
4.- Okàn.- Asiento de la emoción y de la energía física. Este espíritu se aloja en el corazón de los seres humanos, en algunos casos lo comemos del animal sacrificado para recibir la energía física y emotiva del difunto, siempre y cuando hayan sido buenas.
5.- Iponri (ipin ori).- La suerte de Orí. – Vive en los dedos gordos de las personas, a los animales que son ofrecidos se le amarran las patas para no recibir la suerte del difunto.
Nota.- Existe un espíritu denomidado Enikèjì, cada ser humano tiene un doble, si soñamos con asistir a una recolección de frutos, ese doble está en asistencia. Los sinónimos de Orí en el sentido invisible incluyen: ìpín, òjìji y enikejì.- Es el que nos proporciona desde el cielo las buenas cosas del difunto. Mediante el sacrificio se logra la interelación del doble espiritual (enikeji) del difunto del que tomamos los más preciados valores morales y espirituales. En el caso de los animales que se le sacrifican a las divinidades, se le arranca la cabeza y éstos representan a la persona que lo ofrece. Los animales van al cielo sin cabeza (a casa de Ajala) para recibir un nuevo destino o conducta. Al mismo tiempo, materializamos, en nosotros, ciertos valores que emanan de los artículos que fueron ofrecidos como sacrificio. El que se ofrece a Eegun representa al difunto (no se le arranca la cabeza – nadie puede ser enterrado sin su Orí), al cual se le rinden todos los honores de un cadáver y solo lo convocamos para recibir la parte espiritual (Òjìjì - ideas) y no materializar su anterior vida.
domingo, 27 de abril de 2008
ODDUWA - ODDUA - ODUDUA
Fue el primer rey de Oyó y muerto mayor. Fundador con Oggun de la dinastía de Benin y Oyó. Es considerado, también, primer rey de los yorubas y primer rey de Ifé. Representa los misterios y secretos de la muerte y es orisha fún fún (blanco), dueño de la soledad y andrógino.
Odudúa, Oddún y Orula son hermanos que siempre andan juntos formando una trinidad. Por Odudúa se conoce a Olorun y se intuye a Olofi. Su mujer se llama Odduaremú u Oñó-Oró. También es considerado en algunos casos como un camino de Obbatalá. Puede ser el más viejo de todos, el que creó a los dieciséis Obbatalá. Como creador y hacedor de la justicia, es visto como un elemento divino e impersonal.
No es orisha que deba ser entregado por pais de santos sino que debe mirarse por babalawos (aquel que tira los buzios). No se asienta directamente en la cabeza de sus hijos, sino es Obbatalá el santo que hacen.
En el culto arará se le llama Oddúa Daa. En el diloggún habla en Eyeúnle (8), Eyeúnle Meyi (8-8) y Metadiloggún (16). Su día es el jueves y su color es el blanco.
MITO (PATAKI)
Cuando Olofi quiso hacer el mundo, bajó con Obbatalá (ese Obbatalá es el más viejo de todos, es Obbatalá-Oddúa). En el entusiasmo de la creación, Olofi hizo cosas maravillosas (como la ceiba, las nuebes, el arcoiris y el pájaro zun-zun), pero también tuvo fracasos y dejó otras por la mitad. A los hombres, por ejemplo, los dejó sin cabeza. Como es natural, andaban sin dirección y el mundo parecía una casa de locos. Molesto, Olofi le encargó a Oddúa que les hiciera cabezas. Éste las hizo, pero las dejó con un solo ojo. Tuvo que venir Ibá-Ibó para ponerles los ojos donde ahora están y darles boca, voz y palabra. Entonces, los hombres empezaron a ser como los conocemos y todo pareció bien. Hoy, sin embargo, amenazan desbaratar toda la creación de Olofi, y uno no sabe si echarle la culpa al padre de los orishas o a Oddúa, o si ponerse triste, o si echarse a reir.
Odudua es mas un personaje histórico que un Orixá; guerrero temible, invasor y vencedor de los igbos, fundador de la ciudad de Ifé y padre de las diversas naciones yorubas. Odudua se transforma en objeto de culto a partir de su muerte, centrándo su culto en el mito de los ancestros o culto de los antiguos. Hay autores que opinan que las personas que rinden culto a Odudua no entran en un auténtico trance, por lo cual difieren en el punto de vista de considerarlo dentro del culto de los Orixás, considerándolo básicamente dentro del culto a los ancestros místicos.
Existe una unión entre Obatalá y Odudua. Hay quien considera que Odudua era la esposa de Obbatalá (lo cual viene a contradecir el mito de que era Iemanjá la que ocupaba ese puesto). A raíz de ese tipo de creencias se llegó a la conclusión de la existencia de los dos principios eternos en la naturaleza: Obatalá – macho, Odudua – hembra, o lo que es lo mismo, Obatalá es el firmamento y Odudua la tierra. Estas mismas divinidades llevan los nombres de Lisa y Mawu, nombres dados a estos por los fon. Lisa representaría el principio masculino, el dia, el sol mientras que Mawu, representaría el principio femenino, la noche, la luna. Aunque eso si que lo debemos dejar claro, éste último es un concepto que identifica a ambos Orixás con Obatalá e Iemanjá.
Historia de Chango La Espada y el Rayo
Santa Bárbara nació en Nicomedia, capital de Bitinia, en la Turquía asiática. Dióscoro, su padre, de origen judío, militar de carrera, rico, orgulloso y brutal, la encerró en una torre que sólo tenía una poceta y dos ventanas por donde entraba el sol, su único privilegio.
Al partir a la guerra, su padre la dejó rodeada de lujos y maestros famosos para que así obtuviera una educación como correspondía a su rango social.
Con el tiempo, Bárbara se fue percatando de la falsedad de la doctrina pagana y de sus deidades. Aunque Roma dominaba al mundo, pudo hacer llegar un mensaje al sabio católico Orígenes, quien le envió a un discípulo suyo, Valencio, quien la instruyó en los libros sagrados, la fe cristiana y la bautizó.
Al regresar de la guerra, su padre la encontró cambiada y le instó a que le dijera la causa de su cambio, a lo que Bárbara se confesó cristiana. Dióscoro trató de disuadirles, pero ella continuaba confesándose cristiana. Fue entregada a la justicia del pretor Marciano quien mandó a que la azotaran durante tres días. La acostaron sobre pedazos de vidrios y puntas de lanza, abrieron sus heridas con sal y vinagre y la arrojaron a un calabozo oscuro. Allí se le apareció Jesús, quien curó sus heridas y alimentó su fe cristiana. Al verla el pretor con fuerza e intuir el milagro, mandó a que la torturaran nuevamente, mientras ella seguía sonriendo, orando, firme en su fe cristiana. Fue entonces que la expusieron desnuda por toda la ciudad dándole latigazos. Una vez humillada y sin lograr que negara a Jesús, fue sentenciada a muerte. Su padre fue el verdugo, sacó su espada y la degolló.
De regreso a su casa Dióscoro, en compañía del pretor Marciano, una centella de rayo los mató, ante un cielo sereno y sin nubes. Esto sucedió alrededor del año 238.
La fiesta patronal de esta virgen-mártir se celebra el 4 de diciembre, aunque en 1969 desapareció del calendario romano.
Por su parte, Changó llega a Cuba en los barcos negreros que transportaban grandes cargamentos de esclavos para trabajar en las plantaciones del nuevo continente. Con los esclavos vino este orisha, su culto, sus relatos, su vitalidad y colorido; a partir de entonces, se fue transmitiendo de padres a hijos a través de la memoria oral. Fue así como se asentó en nuestra tierra.
Changó es un orisha o deidad mayor. Es dios del fuego, del rayo, del trueno, de la guerra, de los ilú-batá, del baile, la música y la belleza viril. Es patrón de los guerreros y los artilleros. Este orisha es hijo de Ibaíbo y de Yemmú.
A Changó se le atribuyen muchas virtudes y defectos de los hombres. Es buen trabajador, muy valiente, amigo digno de apreciar, adivino; también es algo mentiroso, mujeriego, en algunas ocasiones, pendenciero, jactancioso y jugador. Como padre se ocupa del hijo mientras éste le obedece, mas no lo admite cobarde. Los Ibeyis son sus hijos. Changó posee también innumerables amantes; ello no le impide tener sus propias mujeres: Oyá, Obba Yurú y Ochún.
Este orisha es muy respetuoso de los egguns. A veces se le representa a caballo como un soldado. En la tierra yoruba, Nigeria, esta deidad era rey de la ciudad de Oyó; se dice que cometió suicidio y, a partir de entonces, se convirtió en orisha.
Existen diversas leyendas o pattakíes en Cuba que refieren la historia de Changó, muchas de ellas se encuentran plasmadas en antiguas libretas, ordenadas según los oddunes del sistema adivinatorio de Ifá en que habla esta deidad, y otras de ellas recogidas por la tradición oral de nuestro pueblo, una de ellas cuenta:
Changó desafiaba a Oggún al convertir a Oyá en su mujer. Estando el amante en casa de Oyá, dueña de las centellas y los temporales, de pronto, enterado, se apareció Oggún; rodeó la casa con un ejército formado por todo tipo de armas hechas en su fragua; interpelaba bruscamente a Changó a que saliera y le enfrentase batalla.
Oyá, muy respetada y querida en su pueblo, y bajo la influencia de su amor por Changó, se cortó sus largas trenzas; se quitó también su saya de nueve colores y su pañuelo. Vistió a Changó con todo esto. Luego abrió la puerta de su casa y Changó, vestido con la indumentaria de su amante, se abrió paso entre la multitud, imitando el majestuoso paso de Oyá. Vestido así, logró escapar de la ira de Oggún, su eterno rival en el amor.
Sería demasiado extenso narrar las múltiples facetas de la vida de Changó.
Este orisha es capaz de resumir en sí todas las virtudes y defectos y, como se puede observar, ni la historia ni el relato sobre el origen de Santa Bárbara y de Changó guardan algo en común, más bien se trata de dos historias que muestran un cierto paralelismo hasta que la misma vida los pone en suelo cubano y se unifican las dos tradiciones de las culturas africana y europea.
martes, 25 de marzo de 2008
Historia de La Religión Yoruba
La Santería es una religión que tiene sus orígenes en la tribu Yoruba del África. Los Yorubas vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Niger. En un tiempo tuvieron una poderosa y compleja estructura organizada en una serie de reinos, de los cuales el más importante era Benin. Este duró por 12 siglos hasta el 1896.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los Yoruba pelearon una serie de guerras con sus vecinos y entre ellos. Estas peleas internas y los ataques externos llevaron a la caída y esclavización del pueblo Yoruba. Entre 1820 y 1840, la mayoría de los esclavos enviados desde Benin eran Yorubas. Estos esclavos fueron llevados a Cuba y al Brasil a trabajar en las plantaciones de azúcar. Los Yoruba pronto fueron llamados los "Lucumí", debido a su saludo "oluku mi", "mi amigo".
Las leyes españolas, al mismo tiempo que permitían la esclavitud, trataban de atenuar esa injusticia concediendo a los esclavos algunos derechos, al menos en teoría. Tenían derecho a propiedad privada, matrimonio y seguridad personal. También las leyes exigían que los esclavos fueran bautizados católicos como condición de su entrada legal a Las Indias.
La Iglesia trató de evangelizar a los negros lucumí pero las condiciones eran muy difíciles. Además de la escasez de sacerdotes, la injusticia de la esclavitud dificultaba que los lucumí comprendieran y aceptaran lo que se les enseñaba acerca de Dios. Las buenas almas que buscaban ayudarles y evangelizar eran de la misma raza que aquellos otros que les oprimían. El resultado fue que muchos aceptaron exteriormente las enseñanzas católicas mientras interiormente mantenían su antigua religión.
Con el triunfo de la revolución comunista en Cuba en 1959, más de un millón de cubanos se exilaron en otros países (principalmente en USA, Venezuela, Panamá, Perú, Italia, España, y ahora en Bolivia). Entre ellos habían santeros que propagaron la Santería en sus nuevos ambientes.
Santería: una religión pagana fruto del sincretismo Yoruba + Catolicismo
En sus esfuerzos de esconder su religión africana y sus prácticas mágicas, los lucumís identificaron sus deidades africanas (orishas) con los santos del catolicismo, dando como resultado un sincretismo religioso conocido hoy como la Santería.
La Santería adora una fuerza central y creativa llamada Olodumare. De él procede todo lo que existe, y todo regresa a él. Olodumare se expresa a sí mismo en el mundo creado a través de Ashé Ashé es la sangre de la vida cósmica, el poder de Olodumare hacia la vida, la fuerza y la justicia. Es una corriente divina que encuentra muchos canales de mayor o menor receptividad. Ashé es la base absoluta de la realidad.
Creen que la vida de cada persona viene ya determinada antes del nacimiento en Ile-Olofi, la casa de Dios en el cielo. Aquellos que no lo cumplen serán castigados por los orishas y deben reencarnar hasta satisfacer el castigo.
Los Santos
Los católicos veneramos a los santos comprendiendo que son seres humanos que vivieron heroicamente su fe, murieron y están ahora en el cielo desde donde interceden por nosotros gracias a su participación en la gloria de Jesucristo.
Los santeros tomaron la figura de los santos mas populares en Cuba pero para ellos ya no representa al santo sino a un orishas lucumí. Estos son dioses creados por Olodumare para manifestar su voluntad y su esencia en la creación. Estos son una personificación de Ashé. Los orishas también son los guías y protectores de la raza humana. Hicieron lo mismo con cada advocación de La Virgen Santísima conocida en Cuba.
La identificación del Orishas con la figura del santo a menudo tiene que ver con las vestimentas o las razones por las que el santo o la Virgen es conocida. Así Santa Bárbara, vestida de rojo y con espada en las imágenes católicas (símbolos de su martirio), se identifica con el dios Shangó, guerrero a quien se le atribuye la fuerza.
Un practicante de la Regla de Ocha (como se llama la religión en Cuba) no venera a Santa Bárbara, La Virgen de Las Mercedes o La de la Caridad del Cobre, él le rinde tributo a Shangó, Obatala y Oshún, porque esos son sus Orishas.
Tabla de orishas con su respectivo santo católico:
Orisha (dioses)
Santo
Principio que se le atribuye
Agayu
San Cristóbal
Paternidad
Babaluaye
San Lázaro
Enfermedad
Eleggua
San Antonio de Padua
Abridor de caminos
Ibeji
San Cosme y San Damián
Niños
Inle
San Rafael
Medicina
Obatalá
Nuestra Señora de las Mercedes
Claridad
Ogún
San Pedro
Hierro
Olokún
Nuestra Señora de la Regla
Profundidad
Orula
San Francisco
Sabiduría, destino
Osanyín
San José
Hierbas
Oshosi
San Norberto
Caza y protección
Oshún
Nuestra Señora de la Caridad
Eros
Oya
Nuestra Señora de la Candelaria
Muerte
Shangó
Santa Bárbara
Fuerza
Yemayá
Nuestra Señora de Regla
Maternidad
Según la Santería, la vida de cada persona está supervisada por un santo (Orisha) que toma parte activa su vida diaria. En la fiesta de su santo, la persona, debe asistir a misa y a las ceremonias de ese Orisha.
La iniciación
Antes de la iniciación la persona debe recibir una "limpieza" para purificarse. La primera iniciación es la de los collares, conocidos como "elekes". Se entregan cinco collares que pertenecen a Eleggua, Obatalá, Shangó, Yemayá y Oshún y protegen del mal. Se espera que la persona respete a los orishas y se comporte con moral.
La jerarquía
No todos los practicantes de la Santería son santeros. Este nombre suele reservarse a los sacerdotes (omo-orishas) de la Santería a quienes acuden los creyentes para consultas y sacrificios.
La ceremonia en la que una persona se hace santo se llama "asiento". Se forma un vínculo entre el santero y un orisha. Después de haber recibido el "asiento" la persona puede ascender en la jerarquía de la Santería. Pasan entonces por el rito del cuchillo que les permite hacer sacrificios de animales.
Adivinación
Los sacerdotes de mayor jerarquía se llaman "babalaos". Hacen de adivinos de modo que si hay un caso muy difícil para el santero este acude al "babalao".
Las adivinaciones son para conocer el futuro o para descubrir alguna maldición o si a la persona se le ha pegado un espíritu maligno o bueno . En caso de espíritu maligno, el santero procede a hacer "limpieza". Si el espíritu es bueno, hay que reforzarlo. Para la adivinación los santeros utilizan diferentes formas de interpretar un oráculo.
1-Una cadena de medallones que el babalao tira sobre su mesa. El oráculo se lee de acuerdo a como caigan los medallones.
2-Una bandeja de madera llamada "ifa" sobre la que se echa un polvo (eyero-sun). Con un cuerno el babalao traza líneas y ceros para componer el oráculo. Se pretende descubrir la presencia de fuerzas en torno a la persona y la naturaleza buena o mala de ellas.
3-Un tipo de adivinación es el "ikin" en el que tres babalaos usan 16 cocos para hacer adivinaciones.
Los sacrificios (ebbo)
A los orishas hay que ofrecerles sacrificios ("ebbo") lo cual necesitan para vivir. Puede ser fruta, vela, comida, un sacrificio, etc. El orisha consume el ashe invisible liberado de los sacrificios a través de una consagración (palabras sagradas de dedicación).
Cada orisha tiene unas hierbas y animales que le gusta consumir y solo estas cosas que disfruta el orisha son las que se deben sacrificar. La sangre y las hierbas se vierten sobre piedras rituales que representan a cada orisha y que contienen la esencia espiritual de los orishas. Por eso la Santería requiere de tiendas llamadas "botánicas" donde se venden las hierbas y otros objetos de la religión.
Hay tres tipos de sacrificios de animales:
1- Para limpiar de un mal o una maldición
2- Al orisha pidiendo su asistencia
3- Para la ceremonia de iniciación en una de los órdenes de la Santería.
Antes de que un "ebbo" pueda ser ofrecido se debe invocar el "eggun" o "Eleggua", los cuales son los espíritus de los ancestros, ya sea de la persona o de la familia santera a la que pertenece. Eleggua es el orisha que lleva la ofrenda a los otros orishas y por eso debe honrársele primero.
Como entender la Santería
Tuve la oportunidad de evangelizar a muchos santeros que venían pensando que visitaban al dios Oshún. Generalmente no tenían entendimiento de Jesucristo como Salvador, ni de la necesidad de conversión. Al no tener conocimiento de la revelación cristiana no veían conflicto entre ser católicos y santeros.
Las personas suelen entrar en la Santería buscando resolver un problema. Por ejemplo, una enfermedad, la infidelidad de un esposo, problemas económicos, etc. Se les ha dicho que el santero tiene contactos especiales con el mas allá y poco se preocupan si ese contacto es con Dios o con el demonio, con tal que les de resultado. En algunos casos, la persona ha tratado de resolver el problema recurriendo a Jesús y a Su Iglesia pero no les ha "funcionado". He escuchado muchos testimonios en que dicen haberlo probado todo antes de entrar en la Santería. No dudo que eventualmente sientan una experiencia de Dios, pero en la santería no encontrarán la revelación de Dios que nos ha dado todo Su amor en Su Hijo Jesucristo.
Una vez iniciado a la santería, se le dice que debe seguir para obtener mejores resultados. El santero va tomando control de la persona hasta que el miedo la gobierna. Se le dice que si se separa, algo muy malo va sucederle... El Santero se va convirtiendo en un personaje indispensable que domina toda la vida y del cual no hay salida. En esto es parecido a la relación con la mafia.
Es natural que se busque resolver problemas, pero el auténtico encuentro con Dios no se puede centrar sino en el amor de Dios y en hacer la voluntad de Dios por amor aunque requiera abrazar la cruz. Dios es un Padre bueno que nos dará la fuerza para llevarla. Esa confianza, aunque no comprendamos Sus designios, es la base de nuestra fe cristiana. La obediencia muchas veces requiere abrazar grandes problemas por amor.
Mateo 7, 21 «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial."
Jesús mismo nos da el mejor ejemplo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Lucas 22, 42
He aquí la radical diferencia: Cristo nos invita a negarnos a nosotros mismos y abrazar la cruz por amor obediente a Dios, la santería busca los poderes divinos para resolver problemas y el santero se va enfrascando en mundo espiritual que exige ciertos ritos para asegurar su bienestar. Quien es ese dios que proporciona seguridad no tiene aparente importancia para el santero. El cristiano vive en el Espíritu Santo, el santero se somete a otros espíritus.
El relativismo de la santería queda ilustrado en una carta que me escribió un babalao:
No lo trate como anatema o herejía, trate de comprender a las gentes que van de rodillas el día de San Lázaro ante Babalú-Aye para pedirle salud. Esas gentes son tan dignas de nuestro amor y comprensión como lo son los que van ante la Virgen de Guadalupe o El Cristo de Medinacelí. Trate de abrir su mente y su corazón hacia esas gentes y no las trate con desprecio y sorna, no se lo merecen aunque le recen a Yemayá o a Obatalá, al fin y al cabo tienen las misma fe y la misma necesidad que los que van a rezar a la Virgen de las Mercedes o a la Virgen de Regla........
Es precisamente por amor que anunciamos a los santeros el amor de Dios en Jesucristo. Ciertamente que son dignos de amor y comprensión. Por eso son dignos de que se les diga la verdad sobre el amor perfecto: Cristo.
Quien ha estado en Santería necesita mucho amor y apoyo de la comunidad cristiana para librarse del miedo y de la ansiedad. Hay que insistirle en Dios amor que viene a salvarnos, que tiene todo poder para defendernos. Hay también que explicarle que por amor estamos dispuestos a ser fieles y obedecer sus mandamientos aunque tengamos que sufrir hasta la muerte.
Tras la conversión
Cuando ha aceptado salir de la santería, es necesario que se le exhorte a no guardar ningún amuleto ni artículo relacionado con la santería, ya que frecuentemente se sienten que no pueden soltarse del todo por miedo a castigos. Debe confesarse y se debe orar por el. Recomendamos que el sacerdote ore por liberación de cualquier espíritu maligno y le ayude a renovar su compromiso bautismal. Además la persona que sale de la santería necesita una catequesis completa y el el apoyo para incorporarse a la comunidad cristiana.
Ante toda esta realidad de lo oculto, no podemos mas que orar y sacrificarnos por todos aquellos que se encuentran atados y engañados por el demonio. Pidamos a la Santísima Virgen María que interceda por toda la humanidad trayendo las gracias de conversión a todos los hombres.
Quién es Orula
Orula u Orunmila es el Orisha de la adivinación, el oráculo supremo. Es el gran benefactor de la humanidad y su principal consejero. El revela el futuro a través del secreto de Ifá. Es así mismo un gran curador, quien ignore sus consejos puede sufrir los avatares producidos por Eshu.
Orula representa la sabiduría, la inteligencia, la picardía y la astucia que sobreponen al mal. Cuando Olodumare creó el Universo, Orula estaba ahí como testigo. Es por eso que el conoce el destino de todo lo que existe. Es por eso que se le llama el eleri-ipin ibikeji Olodumare (Testigo de toda la creación y el segundo al mando de Olodumare).
"Orula elerí ipín
Iré keji Olodumare Onatumo agbedebeyo
Alapa siyan iwi Oduduwa
Aché ishe miní, Orula somo somo
Orula Iboru, Orula Iboyá, Orula Ibosheshé"
Orula es el primer profeta de la religión Yorùbá, enviado por Olodumare a fiscalizar los nacimientos, los decesos y el desarrollo de los seres humanos y otras especies. Adivino y dueño de los Oráculos por excelencia, interprete de Ifá. Estuvo en la tierra como profeta con los 16 ancestros celestiales (los Meyi de Ifá), entre el año 2000 y el 4000 a.c. Su culto proviene de Ilé Ifé y su nombre proviene del Yorùbá Òrúnmìlà ("Solo el cielo conoce quienes se salvaran").
Personifica la sabiduría y la posibilidad de influir sobre el destino, así sea el más adverso. Quienes no acatan los consejos de Orula, sean hombres u Orishas, pueden ser víctimas de los Osogbos enviados por Eshu. Inseparable de Shango, quien le proporcionó con permiso de Olofin el don de la adivinación y de Eshu, su fiel aliado. Orula forma una importante trinidad con Olofin y Oddúa (Oduduwa). Sólo aquellos elegidos por el pueden entrar a su culto a través de la "mano de Orula" (Awo Fa Ka) para los hombres e Iko Fá Fun, para las mujeres, quienes se las considera mujeres de Orula y reciben el nombre de Apetebí, siendo esta la consagración más importante que una mujer recibe en el culto de Orula. En el caso de los hombres pueden llegar si Orula así lo decide a ser sacerdotes, en cuyo caso reciben el nombre de Babalawo.
Orula tiene el conocimiento de las cosas secretas del ser humano y la naturaleza, así como el conocimiento acumulado sobre la historia de la humanidad. En el plano humano representa las espiritualidades de todos los Awó ni Orula difuntos. Es el Orisha rector e intérprete de los Odun del oráculo de Ifá. No se asienta en la cabeza y sólo se comunica a través de su oráculo. Goza del privilegio de conocer el principio y origen de todas las cosas, incluidos los Oshas y Orishas. Permite que el hombre conozca su futuro e influya sobre él. Está muy relacionado con Eshu y Osun.
Orula está presente en el momento en que el espíritu que va a encarnar a un individuo está eligiendo su destino. Representa la seguridad, el apoyo y el consuelo ante la incertidumbre de la vida. Con su ayuda todo es posible. Sus sacerdotes pudieran ser los mejores organizados, los más místicos y más sabios. Eshu es su ayudante. El sacerdocio del Orisha Orula existe en el mismo concepto en que puede existir el sacerdocio a otros Oshas y Orishas con la diferencia de que es exclusivo para hombres y dentro de éstos para personas que no caen en trance. Las mujeres pueden llegar hasta la consagración de Iko fa fún ni Orula y tienen el privilegio de ser escuchadas con más acierto que a los hombres; las mujeres que son Apetebí Ayafá son las verdaderas dueñas del fundamento de Ifá del sacerdote al cual asisten. Sus sacerdotes no pueden montarse, ni tirar caracoles.
Sus colores son el verde y amarillo. En el sincretismo se le compara con San Francisco de Asís (4 de Octubre). Se saluda ¡Orula Iboru, Orula Iboyá, Orula Ibosheshe!
Familia de Orula.
Hijo de padres celestiales Orokó y Alayerú. En la tierra fue hijo de Obbatala y Yemú. Esposo de Oshun y Yemaya.
Diloggún en Orula.
Habla en el diloggún por Irozo (4), Obbara (6) y Metanlá (13), Merinla (14), Marunlá (15) y Merindiloggún (16).
Herramientas de Orula.
Su receptáculo son dos mitades de güiro que representan el cielo y la tierra, que pueden ir dentro de una batea de madera.
Sus atributos son dos manos de Ikines, una otá, una tablilla de cedro, el tablero (Opón Ifá o Até Ifá), un cuerno tallado (Irofá), un Iruke (rabo de caballo), el okpele o rosario de Ifá, el Yefá o polvo de Orula, una escobilla para limpiar el tablero, un Iddé, el collar y collar de mazo.
Sus Elekes se confeccionan alternando cuentas verdes y amarillas.
Objetos de poder de Orunla.
El tablero de Ifa, el cual se utiliza como instrumento de percusión en algunas ceremonias. También un objeto hecho con crin de caballo llamado iruke, el cual se utiliza para alejar el mal.
Ofrendas a Orula.
Se le ofrenda ñame, coco, albahaca blanca, etc. Se le inmolan Chiva, gallina negra, paloma y venado. Sus Ewe son aceitunillo, aguinaldo morado, albahaca menuda, arabo, altea, arará, acediana, bejuco de fideo, colonia, copey, corteza de coco, galán de noche, paraíso, Ceiba, ñame, etc.
Bailes de Orula.
No tiene baile específico ya que no baja, se realizan bailes en su honor.
Atención a Orula.
Orula debe ir en un lugar alto en la casa. Para atender Orunla se debe hacer con cada luna nueva, se unta manteca de corojo en la mano izquierda y miel en la derecha, se frotan las manos y se le pasa la mano a Orula (a los ikines o semillas de dos en dos). Mientras se esta haciendo esto se le encienden 2 velas. Y se le pide mientras le echas tu aliento, le pides firmeza y que tu mente tenga sabiduría para tomar los caminos correctos. Se le ponen flores finas, frutas frescas, dulces finos, maní, ñame, coco, todo en números pares. Para atenderlo se sugiere antes haberse bañado para estar limpios.
Características de los Omo Orula.
Personas tranquilas, sabias, desprendidas y generosas. Guías espirituales por excelencia, con un especial intuición. Por su carácter espiritual y pacifico tienden a buscar el sosiego y crecimiento interior.
Patakies de Orula.
Cuando Obbatalá concluyó la creación del primer hombre, Olofin convocó a todos los Orishas para que estuvieran presentes en la ceremonia de darle el soplo vital. Todos se arrodillaron e inclinaron la cabeza en aquel sagrado momento, solo Orunla, al cual Olofin tomó como ayudante por su reputada seriedad y sabiduría, pudo ver cómo Olofin ponía el Eledá en Orí.
Terminada la ceremonia celebraron el acontecimiento, entonces Olofin dictaminó: “Solo Orunla fue testigo de la acción que he realizado, por eso cuando el hombre quiera conocer su Eledá, el será el encargado de comunicárselo.”